Mendelssohn

Coro de la Sociedad Musical de Sevilla
Director Alfred Cañamero

CONCIERTOS DE PRESENTACIÓN

2 y 3 de Abril de 2004
Iglesia del Colegio del Sagrado Corazón

PROGRAMA

FELIX MENDELSSOHN-BARTHOLDY (1808-1847)
«Ehre sei Gott in der Höhe» (Gloria)
para doble coro mixto con solistas   AUDIO  

CARL GLÄSER (1747-1797)
«Ich hoffe darauf, dass du so gnädig bist»

ALBERT BECKER (1834-1899)
«Herr, erbarme dich»

ERNST FRIEDRICH RICHTER (1808-1879)
«Mein Gott, warum hast du mich verlassen»

FELIX MENDELSSOHN-BARTHOLDY (1808-1847)
Der 43. Psalm «Richte mich, Gott» op. 78, 2
Para coro mixto a ocho voces

Sechs Sprüche op. 79
Para coro mixto a ocho voces
Weihnachten    VIDEO   
Am Neujahrstage
Am Himmelfahrstage
In der Passionszeit
Im Advent
Am Karfreitage

Magnificat «Mein Herz erhebet Gott» op. 69, 3
Para coro mixto a cuatro voces

 


 

NOTAS AL PROGRAMA

EL ROMANTICISMO CORAL DE FELIX MENDELSSOHN-BARTHOLDY Y SU ENTORNO
Mª Isabel Osuna Lucena
Universidad de Sevilla

El concierto que hoy se interpreta tiene un doble atractivo ya que la Sociedad Musical de Sevilla, a la que damos la más sincera bienvenida, presenta la primera producción de su actividad coral y además lo hace ofreciendo un programa inusual y prácticamente desconocido en Sevilla.

Se trata de un coherente trabajo centrado en la música sacra protestante en el que se refleja la evolución de los himnos y corales luteranos, enmarcados en una estética conocida como romanticismo clasicista, característica con la que se suele definir la opera omnia del compositor Felix Mendelssohn-Bartholdy, que es el auténtico eje del concierto.

De Carl Gläser sólo apuntaremos que nació en Ehrenfriedersdorf en 1747 y murió en WeiBenfels en 1797. Fue cantor y profesor del Seminario y publicó algunas de sus obras de música religiosa. El salmo Ich hoffe darauf, dass du so gnädig bist (Yo, sabiendo que me queréis…) refleja la expresión de una oración cantada. Por tanto su escritura es sobria y, salvo un pequeño fugado en la parte central, la textura es homofónica, manifestando el espíritu austero de la tradicional música luterana.

En la misma línea hemos de comentar la obra de A. Becker Herr, erbarme dich! (Señor ten piedad) también escrita con textura homofónica y un marcado clasicismo que hunde sus raíces en la polifonía renacentista (podemos observar un innegable paralelismo, lógicamente salvando las distancias armónicas, con el motete Peccantem me quotidie de Cristóbal de Morales).

Albert Becker fue un importante compositor de música eclesiástica, miembro de una larga saga de directores de música religiosa que se remonta a 1600. Nació en Quedlinburg en 1834 y murió en Berlín en 1899, donde había sido profesor del Conservatorio Scharwenka y director de música de su Catedral desde 1881. Entre sus alumnos más conocidos podemos citar a Jean Sibelius.
Y, por otro lado, también se nos muestra claramente el academicismo propio de la música protestante evolucionada en la obra Mein Gott, warum hast du mich verlassen (Dios mío, por qué me has abandonado) de E. Richter, aunque ya con una profundidad marcadamente romántica que enlaza con el espíritu musical de su gran amigo F. Mendelssohn-Bartholdy.

Fue Ernst Friedrich Eduard Richter un excelente músico y teórico alemán que nació en Grosschonau en Sajonia el 24 de octubre de 1808.

Cursó estudios musicales primero en Zittu y posteriormente en Leipzig donde alcanzó gran reputación hasta el punto de que en 1843 fue nombrado profesor de Armonía y Contrapunto del Conservatorio de esta ciudad que, en torno a esa fecha, había sido fundado por Mendelssohn. A la muerte de Hauptmann el 3 de enero de 1868, fue nombrado cantor de la Thomasschule, oficio que mantuvo hasta su muerte el 9 de abril de 1879.

Lo más conocido de su obra han sido sus tres trabajos teóricos: «Lehrbuch der Harmonie», «Lehre von Contrapunkt» y «Lehre von der Fuge»; valiosos libros de texto muy populares sobre todo entre los estudiantes británicos, a través de la traducción que de ellos hizo Franklin Taylor.

Finalmente nos centramos en la figura de Felix Mendelssohn-Bartholdy, generalmente calificado como romántico clasicista.

Como premisa válida para todos los tiempos y todos los estilos, el clasicismo representa la experiencia, el dominio de los medios de expresión en cuanto a técnica y forma, un concepto definido del mundo y la vida, proclamado como síntesis de unos valores artísticos. Por su parte el romanticismo es siempre un planteamiento juvenil, una divisa, un anhelo orientado hacia el futuro. Felix Mendelssohn-Bartholdy es ambas cosas.

Nieto del gran filósofo judío Moisés Mendelssohn, fue esmeradamente educado en un ambiente intelectual amplio, refinado y exquisito lo que le permitió destacar tanto en la música como en la lingüística como en la pintura, siendo la música el medio expresivo de su preferencia, destacando desde niño por su genialidad y madurez indiscutibles. Vivió entre 1809 y 1847, llevando una vida intensa tanto por la calidad y cantidad de su obra como por la encomiable labor de mostrar la música de los otros. A él se debe la recuperación histórica de la música de Juan Sebastián Bach, a instancias de su maestro Zelter. Viajó por toda Europa y su autoridad fue requerida por numerosísimos compositores e intelectuales de todo tipo.

Con respecto a la dicotomía de las corrientes estéticas del Romanticismo, Mendelssohn-Bartholdy se muestra conciliador y equidistante tanto de la estética de la forma como de la estética del sentimiento. En efecto, aunque siempre se mantuvo fiel a su concepto del arte como expresión del sentimiento, nunca permitió que el sentimentalismo excesivo enturbiase una composición equilibrada, impecable, y a la vez imaginativa y rebosante de colorido.

Su música contiene esa cualidad intangible que llamamos poesía, siempre joven, inmersa en un universo que es la fiel expresión de la vida interior de su autor. Su música supone la fusión de lo fantástico y lo preciso, del sueño y la lucidez, auténtico exponente de la verdadera síntesis cultural de estilo, valores y pensamiento que significó la sensibilidad europea del siglo XIX.

Aunque mucho más programada y conocida su música instrumental, Felix Mendelssohn-Bartholdy nos muestra en el presente concierto una música coral hábil, elegante, profunda y rica en matices que conducen hacia una plenitud sonora cercana a la plasticidad.

Resulta significativo que los dos compositores de la época romántica que mejor conocían la escritura específica para coros (Mendelssohn-Bartholdy y Brahms) hayan sido precisamente los dos que mejor conocían la música del pasado y que con mayor intensidad se resistían a las tendencias extremas del Romanticismo.

Su buen gusto refleja una plenitud sonora fruto de una sincera convicción religiosa, sin caer en el arrebato místico, que ya en había expresado en el prologo de su Sinfonía nº 2, “Himno de Alabanza” con una cita de Lutero …”anhelo ver todas las artes, especialmente la música, al servicio de Aquél de quien provienen y que las ha creado”.


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