Janequin

Coro de la Sociedad Musical de Sevilla
Director Gérard Talbot

Conciertos

6 de junio de 2009
Iglesia de Santa Marina
7 de junio de 2009
Iglesia de la Caridad
10 de junio de 2009
Círculo Mercantil e Industrial
21 de junio de 2009
Teatro de la Maestranza · Sala Manuel García
26 de noviembre de 2009
Iglesia de la Anunciación

Programa

Clément JANEQUIN (1485-1558)

Le chant des oyseaux
La Bataille de Marignan  VIDEO 
Ce mois de mai
La meusniere de Vernon
Va rossignol  AUDIO 
Ce petit dieu qui vole
Toutes les nuictz
Mais que ce fust secrétement
Si tu as veu que pour ton feu
Il estoit une fillette
Petite nymphe folastre

ANÓNIMO

Tourdion

Thoinot ARBEAU (1520-1595)

Belle qui tiens ma vie

Pierre PASSEREAU (c. 1500-c. 1560)

Il est bel et bon

Guillaume COSTELEY (1539-1606)

Las, je n’irai plus
Quand le berger vit la bergére

Roland de LASSUS (1532-1594)

Mon coeur se recommande à vous

 


Notas al Programa

Gérard Talbot

El poeta Antoine de Baïf escribía estos versos:
“Soit que représenter les vacarmes, il ose,
“Ya sea porque se atreve a representar el jaleo,
Soit qu’il joue en ses chants le caquet féminin,
ya porque juega en sus canciones con la cháchara femenina,
Soit que des oysillons les voix il représente,
Ya porque imite las voces de los pajarillos,
L’excellent Janequin en tout qu’il chante
del excelente Janequin, en todo lo que canta
N’a rien mortel, mais il est tout divin”
no hay nada mortal, sin embargo, él es plenamente divino”

 

Clément Janequin, compositor emblemático del renacimiento francés, nació en Châtellerault aproximadamente en 1485. Allí entra al servicio del padre de Pierre de Ronsard (1), el famoso poeta; en 1525 es nombrado canónigo de St. Emilion, en la región de Burdeos, y luego cura de St. Michel de Rieufret. Después, en 1534, es Maestro de música en la catedral de Angers hasta 1549, fecha de su traslado a París como chantre ordinario de la corte del Rey. Era un gran humanista, leía a Erasmo y a Lutero, y a los 70 años decide matricularse como estudiante en la universidad de París.

Este compositor de provincia, maestro de la polifonía, ha conocido una gloria internacional no tanto por sus composiciones religiosas (dos misas y un motete, 150 salmos y canciones espirituales) como por sus 250 canciones profanas. Su música fue editada en vida, en Venecia, Roma, Lyon y París.

Tanto él como Claudin de Sermisy están considerados como los mas grandes representantes de la chanson parisienne. Ésta está escrita sobre poemas cortos, y Janequin compone sobre textos de algunos poetas afectos a la corte real, como Clement Marot (2) e incluso sobre poemas del mismo rey François I (3). Pocas semanas antes de su muerte en la pobreza en 1558 es nombrado compositor ordinario del Rey.

En el programa que presentamos hoy tenemos todo un abanico de sentimientos y descubriremos todas las diversas facetas del músico: amoroso, místico, rústico, descriptivo, expresivo y juguetón.

Janequin es sobre todo conocido como compositor de canciones que se distinguen por su tamaño -anormalmente largo- y porque utilizan con fines descriptivos pasajes enteros de onomatopeyas, como por ejemplo en Le chant des oiseaux y La bataille de Marignan. Le chant des oiseaux (El canto de los pájaros) está concebida como una canción con estrofas, cuyas coplas presentan cada una un ave distinta, usando efectos variados para obtener la imitación más rica posible de los gorjeos correspondientes.

La bataille de Marignan (La batalla de Marignan), ha conocido un éxito universal; ha sido imitada y ha ocasionado numerosos arreglos de todo tipo. De esta misma obra existe también una versión a 6 voces. Del mismo Janequin existe una Missa de la bataille, pero de autenticidad no comprobada (se podría tratar de un arreglo de cualquier compositor de la época) y hasta el compositor sevillano Francisco Guerrero (1528-1599) compuso una Missa de la batalla.

Es un gran fresco que nos invita primero a escuchar la historia del rey François I, después nos ofrece un cuadro sonoro del alboroto de la batalla donde se escucha hasta el galope de los caballos, para terminar con los gritos de victoria de los franceses y los gritos de “todo esta perdido” de los suizos.

Janequin sabe también describir perfectamente todos los sentimientos y estados de ánimo.

Al lado de estos grandes frescos pintorescos, que son como los antepasados de la música programática, se encuentra el universo cortés de los epigramas amorosos, el universo de las fiestas y juegos populares que se expresan en la chanson rustique y la danza paisana (Ce moys de may, La meusniere de Vernon), así como toda la fauna rabelaisiana4 en los epigramas narrativos.

A veces el universo popular se introduce en una canción amorosa, como en Va rossignol, donde a la mitad de la canción, la música se anima de repente con susurros de alas y gorjeos de pájaros gracias a la magia de la polifonía, alternando el discurso con la onomatopeya.

Pero Janequin es sobre todo un creador en el campo del ritmo: es allí donde encuentra sus modos habituales de expresión añadiendo una prosodia impecable. En Ce petit Dieu qui vole, además de un invención rítmica muy elaborada, la repetición de la palabra vole produce el mismo efecto de susurros de alas.

Sin embargo, por el contrario sabe también encontrar conmovedores acentos o de un intenso lirismo para describir las profundas penas de la vida o la tierna poesía de un pájaro mensajero del amor (Va rossignol).

El cuidado tan particular que da a la expresión dramática del texto, hasta el punto de romper los moldes tradicionales de la canción polifónica, se expresa en la contemplación amorosa de Toutes les nuits, de la enigmática Mais que ce fust secrètement o de la mística Si tu as veu que pour ton feu, impregnada de un fuerte sentimiento de recogimiento religioso.

Por otra parte, Janequin es un maestro incomparable para poner en escena situaciones hilarantes o picantonas como en Il estoit une fillette.

Sus canciones pueden considerarse como un pequeño teatro en miniatura, escenas de la vida, evocando con un franco sabor los personajes de las farces -comedias; de alguna forma parientes de las chirigotas de nuestra época- la manera directa y sin complicación con la cual los contemporáneos de Janequin consideraban las cosas del amor.

Se comprende que el amor de Janequin por el verbo le haya acercado a Ronsard, el más grande poeta del renacimiento francés. Janequin es uno de los cuatro músicos que colabora con el supplément musical des amours de Cassandre. Sobre el poema de Ronsard Petite nymphe folastre, Janequin compone una música refinada, afable, amorosa y galante.

Pero sobre todo la comparación con el gran Rabelais es la más evidente y se puede considerar a Janequin como alter ego musical del escritor, por su cultura, espíritu y también por la búsqueda constante de la mejor adecuación entre sonoridades y rítmicas verbales y musicales.

En la época de Janequin, la ejecución de sus canciones, muchas veces por un pequeño grupo de amigos o familiares, era a cappella o acompañada por algunos instrumentos. El genero de la canción y de la danza tenían una estrecha relación y han evolucionado de la misma forma. Además de las danzas, los instrumentistas podían acompañar al canto doblando su parte o incluso tocar las canciones de forma puramente instrumental; en este caso los músicos se permitían mucha improvisación, llamada disminución.

Algunas piezas reciben arreglos instrumentales por compositores franceses y extranjeros (Nicolas Gombert, Claude Le Jeune o Philippe Verdelot).

Hasta nuestra época la música de Janequin ha inspirado a muchos compositores, como a Debussy en sus Trois chansons de France, Jehan Alain y sus Variaciones para órgano sobre un tema de Janequin o el homenaje de la mano de Henri Dutilleux en sus Citations.

Todo en su obra conserva una extrema sutileza dotada de una maravillosa concisión como si en un género tan corto cualquier pretensión estuviera fuera de lugar.

Para concluir se puede decir que Janequin ha realizado mejor que nadie este ideal de un arte a la vez extremadamente refinado y al alcance de todos.

Para completar este programa, presentamos también algunas piezas de contemporáneos de Janequin:

El Tourdion, de autor anónimo, es una danza de pareja rápida, ligeramente saltada, de moda  a principios del siglo XVI. Este Tourdion, publicado por Pierre Attaignant (5) en 1530 es también una canción de taberna. Thoinot Arbeau da la primera descripción completa del Tourdion en su Orchésographie publicada en 1589.

Thoinot Arbeau (1520-1595), es sobre todo famoso por la mencionada Orchésographie, traducida al inglés, alemán, español y…¡japonés!. Es la más completa antología de danzas de la época, indicando con precisión los pasos que se deben ejecutar en cada compás de las partituras. Su pavana Belle qui tiens ma vie es una canción de amor galante cuya melodía ha traspasado los siglos.

Pierre Passereau (c. 1500 – c. 1560) fue cura en París, y su popularidad es seguramente debida a sus canciones con ritmo arrebatador y de lenguaje muy popular. Su Il est bel et bon se ha hecho famoso en todo el mundo. Y la prueba de su popularidad es que el mismo Rabelais cita su nombre en la lista de músicos de Le quart livre.

De Guillaume Costeley (1539-1606), organista, músico refinadísimo y autor de una atrevida canción con tercios de tono, dos canciones pastorales: Las, je n’irai plus y Quand le berger vit la bergère.

Roland de Lassus (1532- 1594), celebérrimo compositor cuya voz era tan excepcional que fue tres veces objeto de tentativa de rapto, escribió canciones en la linea de Janequin pero también numerosísimas obras religiosas (700 motetes, 50 misas y 30 magnificat). El texto en su obra siempre es el motor de la inspiración como en Mon coeur se recommande à vous, delicadísima canción de fervor amoroso.

1 Pierre de Ronsard (1524-1585), conocido como “el príncipe de los poetas de Francia”, poeta del amor y autor de “Odas”, “Los amores de Cassandra”…
2 Clément Marot (1486-1544), poeta francés protegido por François I, poeta cortesano y satírico.
3 François I (1494-1547), rey de Francia, llamado “padre y protector de las letras”, el “rey caballero” o el “rey guerrero”, mecenas de los artistas, se interesó entre otros por Leonardo da Vinci o Benvenuto Cellini. Es un edificador incansable de los más bellos castillos de la Loire y de los alrededores de París. La victoria en la batalla de Marignan le otorga fama y reconocimiento.
4 François Rabelais (1494-1553), escritor, médico y humanista francés, autor de Gargantúa y Pantagruel (son dos libros distintos) donde detrás de un prodigioso don para la invención verbal se podría ocultar un saber profundo oculto de valor inestimable. El gran maestro ocultista Eliphas Lévi consideraba a Rabelais como su maestro y hace muchas referencias a él en su obra.
5 Pierre Attaignant (1494?-1551?), compositor y laudista, fue el primer impresor de música de Francia y el editor de Janequin.

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